viernes, 4 de noviembre de 2011

El Chivo Expiatorio

Archivo:William Holman Hunt - The Scapegoat.jpg
Es una de sus obras más conocidas.  En ese año se embarcó en un viaje de dos años por Oriente Medio. Su objetivo era dar autenticidad a sus escenas religiosas pintándolas en localizaciones bíblicas auténticas, por eso la pintó en el Mar Muerto cerca del emplazamiento original de Sodoma durante el verano que pasó en Palestina. Su objeto era captar los paisajes y la luz de las localizaciones originales. Tenía obsesión por la exactitud  histórica y por el colorido fuerte.  Comenzó la obra cuando se vio incapaz de conseguir modelos judíos para que posaran ante él en Jerusalén.

En el cuadro se aprecia un mar sin oleaje donde no pueden vivir los peces. Sólo hay esqueletos, maderas muertas y el chivo puesto en la orilla, mirándonos de frente.  En este cuadro Hunt establece un paralelismo tipológico entre el carnero y Cristo a través de una costumbre judía[1] y cita de Isaías 53[2]. Hunt creía que un tratamiento realista de su alegoría bíblica podría realzar el mensaje espiritual.

Este ritual también era visto como un eco del sacrificio de Cristo, porque se ponía una cinta roja alrededor de los cuernos del chivo en referencia simbólica a la corona de espinas. En el lado izquierdo del cuadro, el reflejo de la luna es como un halo que rodea dos cuernos de chivo, subrayando la santidad del episodio. Así, se embarcó en la difícil búsqueda de un chivo blanco, porque el color era esencial para indicar que se trataba de un animal sin pecado, pero como se le murió durante el viaje de regreso a Jerusalén y se vio obligado a buscar otro. Esta vez, lo pintó en una bandeja de sal y barro recogidos en las orillas del Mar Muerto.

El realismo que exhibe Hunt a la hora de realizar la figura del animal y las tonalidades rosáceas de las montañas del fondo al recibir las últimas luces del día son las dos notas más destacables de este enigmático lienzo.


[1] El chivo expiatorio es explicado como una pintura de Dios borrando nuestros pecados y la expresión proviene de un ritual del antiguo pueblo de Israel para el cual se elegían dos chivos. Mediante el azar se elegía uno como ofrenda a Yaveh, que era sacrificado por el sacerdote durante el rito; el otro era cargado con todas las culpas del pueblo judío, y entregado al demonio Azazel. Este último, conocido como chivo expiatorio, era abandonado en mitad del desierto, acompañado de insultos y pedradas.
[2] «Y con todo eran nuestras dolencias las que él llevaba y nuestros dolores los que soportaba: Nosotros le tuvimos por azotado, herido de Dios y humillado»

0 comentarios:

Publicar un comentario

Twitter Delicious Facebook Digg Stumbleupon Favorites More